Joan Fontcuberta-El Beso de Judas
Joan Fontcuberta- El Beso de Judas.
CAPÍTULOS 7 Y 8.
Verdades, ficciones
y dudas razonables.
La escritura de las
apariencias.
Creo que ha quedado muy claro el hecho de que la fotografía
crea su propia verdad en vez de corroborar la nuestra (aunque...¿nuestra
realidad?), en estas últimas clases que hemos tenido con Cecilio sobre historia
del arte, no he dejado de cuestionar, cuando nos muestra imágenes de esculturas
y pinturas egipcias, griegas, romanas, sobre todo con los soldados de terracota
en China, la manía del hombre por manipular su misma imagen.
Desde la Grecia Helenística, las esculturas eran una
representación del ideal de belleza mas que el retrato fiel de una persona,
misma situación ocurre con las pinturas en Pompeya, los bustos en Roma, o yendo
más lejos las pinturas egipcias.
Resulta gracioso, hablando de Egipto, la figura de Akenatón.
Se dice que él exigía que se le retratase de manera completamente naturalista,
y se supone que fue de este modo, sin embargo, todas y cada una de sus representaciones
muestran a un ser extraño y deforme que pareciese que ha sido él, su figura, la
única de todas que ha sido manipulada.
A lo que busco llegar con esto, es al hecho de que la
contradicción que existe entre el hombre y la imagen “típica”(cualquier imagen,
en cualquier formato) me atrevo a decir, se tiene desde que nacemos. La pregunta es ¿Por qué?
Es como cuando veo a mis primas de 4 años colorear en sus
libros, los cabellos los pintan de rosa, de verde, de morado. Es también como cuando se ve el cielo, ¿de
qué color es el cielo?, azul, ¿cierto?, cuando este se torna rosáceo o rojizo
al amanecer, nos resulta más bello e interesante, ¿no es así?. O un último
ejemplo, la llamada luna roja es un fenómeno tan impactante y llamativo para el
ojo humano, porque conocemos desde siempre a la luna blanca, ¡la luna es
blanca! (en absoluto menos bella que la primera), aunque podría apostar que si
el cielo fuera siempre rosa y al amanecer se tornara de azul, el azul llamaría
más nuestra atención, o que si la luna fuera roja y un día se hiciera blanca
sería un fenómeno tan bello y diferente que al rojo opacaría.
Es evidente entonces, que la cámara –creación del hombre-,
manipule nuestra
realidad, pues el mismo hombre manipula y se priva de la
suya desde tiempos antiguos, no se me ocurre el motivo de esto, aunque pienso
firmemente que es algo nato.
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